Todos eran mis hijos

Algunas veces como espectadores, prensa, familiares o meramente invitados a presenciar una obra de teatro, nos imaginamos cómo sería vivenciarlo de forma más cercana; ser parte de la historia, experimentarla como si fuera nuestra. Es una razón que compartimos muchos; vamos al Teatro a ver la vida misma.

“Todos eran mis hijos” es una obra escrita por el dramaturgo estadounidense Arthur Miller, muy conocida por el realismo en el cual gestiona esta gran pregunta; ¿Qué tan responsable es una sociedad en el involucramiento de su país con la guerra? Más preciso; Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. Y es que muchas veces consideramos que la sociedad termina siendo una simple víctima en un tema bélico, pero esta obra nos enseña que, más bien, todo se trata de hacer el menos mal. Nadie queda exento de culpa.

El 24 de julio tuve la oportunidad de asistir al estreno a prensa de “Todos eran mis hijos” en el Centro Cultural Helénico, en el Foro La Gruta. Decidí ocupar mi lugar en la línea que se encuentra entre los actores y la mesa de atrás; una perspectiva que me invitó a mirar los rincones que muchas veces quedan ocultos para el público; reacciones, miradas, el sudor y las lágrimas. Me invitó a habitarla, como si fuera una pasajera; una vecina evidenciando todo lo que ocurría en esa coexistencia de seres, reunidos por el amor y la tragedia.

“Todos eran mis hijos” se convierte en esa obra en donde la cercanía con los personajes (tanto emocional como física) te impide del todo formar un punto de vista definitivo. Casi al final te enteras de la contradicción con la que te enfrenta la obra. ¿Qué es aceptable? ¿Qué está bien? ¿Qué esta mal? Un mensaje dirigido a que la guerra se convierte entonces en una excusa, un volante permisivo; pues todo se vale porque estamos en guerra.

También nos hace pensar en los momentos donde el dolor y el egocentrismo se fusionan, de modo que llegamos a creer que por nuestro sufrimiento nos hacemos merecedores de la más inagotable transigencia.

“Todos eran mis hijos” es una obra compleja, pero al mismo tiempo muy familiar y cercana. Intensa como los vínculos de una familia rota y unida por la esperanza.

TODOS ERAN MIS HIJOS dirigida por Diego del Rio, se presenta los lunes y martes en Foro La Gruta (Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn, Ciudad de México) hasta el 19 de septiembre.

Elenco: Arcelia Ramírez, Pepe Del Río, Ana Guzmán, Gonzalo de Esesarte, Fabiola Villalpando, Nicolás Pinto, Angélica Bauter, Evan Regueira y Eugenio Rubio.

Fotografía por Luis Quiroz

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